La personalidad oculta de "Manu" Ginóbili

La personalidad oculta de «Manu» Ginóbili

 

La personalidad oculta de "Manu" GinóbiliLa personalidad oculta de "Manu" GinóbiliLa personalidad oculta de "Manu" GinóbiliLa personalidad oculta de "Manu" GinóbiliLa personalidad oculta de "Manu" GinóbiliLa personalidad oculta de "Manu" GinóbiliLa personalidad oculta de "Manu" GinóbiliLa personalidad oculta de "Manu" GinóbiliLa personalidad oculta de "Manu" GinóbiliLa personalidad oculta de "Manu" GinóbiliNadie va a negar los logros deportivos de Emanuel Ginóbili. En la última década, ningún otro deportista argentino ha llegado a los niveles de élite que ha alcanzado el escolta. Sin embargo, parece que los humos de la fama han hecho efecto en su cabeza. Por lo menos, eso es lo que se puede deducir por los actos cometidos desde su llegada al país, para prepararse para los Juegos Olímpicos de Londres.

Todo comenzó el lunes. Durante la atención a la prensa del preseleccionado nacional, los jugadores tenían un orden asignado para atender a la prensa. Primero le tocaba a los medios televisivos, luego lo hacía con las radios y los medios gráficos, y por último las notas individuales pactadas con antelación.

Pero, a su turno,“Manu” hizo las cosas de otro modo.Tras hablar con los periodistas de la pantalla chica, pasó directamente a los mano a mano. Se supuso, entonces, que luego hablaría con los demás. Finalmente, esto no fue así. En cambio, prefirió irse a su cuarto,dejando “de garpe” a quienes aún no habían podido hablar con él. No se quedaron ahí los gestos reprochables del bahiense.

En el lobby, donde se hospedan los dirigidos por Julio Lamas, se encontraba Hernán Lorenzino. El ministro de Economía de la Nación deseaba sacarse una foto con la estrella de San Antonio Spurs. Sin embargo, este se rehusó. Intentaron decirle que se trataba de un funcionario, pero no le importó. En cambio, un empleado de seguridad retiró a Lorenzino del lugar.

Esa misma noche, el zurdo organizó una comida a nombre de su fundación. Los resultados fueron más que satisfactorios, ya que se juntó una gran cantidad de dinero. Todo lo recaudado se entrega a distintas obras de bien para la gente menos afortunada. Todo muy lindo, es verdad, pero hay un truco escondido detrás: Ginóbili jamás aporta dinero de su bolsillo para estas causas, sino que usa lo que le dieron los demás.

También hay que recordar otro hecho que pone a la figura deportiva en jaque. Para realizar el estadio con su nombre, en Bahía Blanca, pidió 50% de los fondos al gobierno nacional e igual parte a la provincia. ¿Dónde está lo raro? En que, en un principio, él se había comprometido a aportar la mitad de esos fondos. Al parecer, “Manu” se olvidó de la humildad. Esta vez, no pudo embocarle al aro.

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