¿Por qué hay gente impuntual? Causas de la impuntualidad

¿Por qué hay gente impuntual? Causas de la impuntualidad

 

¿Por qué hay gente impuntual? Causas de la impuntualidad¿Por qué hay gente impuntual? Causas de la impuntualidad¿Por qué hay gente impuntual? Causas de la impuntualidad¿Por qué hay gente impuntual? Causas de la impuntualidad¿Por qué hay gente impuntual? Causas de la impuntualidad¿Por qué hay gente impuntual? Causas de la impuntualidad¿Por qué hay gente impuntual? Causas de la impuntualidad¿Por qué hay gente impuntual? Causas de la impuntualidad¿Por qué hay gente impuntual? Causas de la impuntualidad¿Por qué hay gente impuntual? Causas de la impuntualidadNada más irritante que tener que encontrarse con un amigo sabiendo de antemano que nos dejará esperando. Lo peor es que conocemos todas y cada una de las excusas que nos dará. «Me quedé dormido», «El autobús se retrasó» o «Mi jefe me pidió que me quedara a terminar un trabajo», son parte de la larga lista de justificaciones a las que apelará.

Pero ¿qué puede estar expresando con su comportamiento alguien que siempre se hace esperar?. Para Elsa Wolfberg, médica psiquiatra y psicoanalista, una persona puede ser impuntual por las siguientes causas:

-Baja autoestima: cree que lo que aportará no será suficiente o de poca calidad y así acorta el encuentro.
-Haber sido relegado y tratado con destiempo en su historia personal.
-Agendar más compromisos de los que realmente puede cumplir.
-Tener una alta ambivalencia hacia la persona con la que debe encontrarse o por la actividad que tiene que efectuar: se queda a mitad de camino, ni va del todo, ni falta.
-Creerse sobredimensionado y pensar que hacerse esperar lo vuelve aún más importante.
-Haber perdido la noción del tiempo: enfrascándose en tareas apasionantes o por ser un adicto al trabajo.
-Padecer de rebeldías no encauzadas: se pelea con normas y relojes para demostrar que está más allá de las pautas consensuadas.
-No encontrar canales de expresión: llegar tarde al trabajo implica que no se tiene motivación pero tampoco se encuentra el modo de plantear el desacuerdo.

En ciertos casos, ser un impuntual crónico puede ocasionar sufrimiento no sólo a la persona que espera sino también a la que padece ese trastorno, ya que en ciertos casos anhelan poder superarlo pero, por razones neuróticas, no lo logran. «Sufren viendo que se les repite endemoniadamente una conducta que quisieran resolver y no pueden», manifestó Andrés Rascovsky, psiquiatra y presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). «Pero existen quienes hacen padecer el maltrato al otro y no toman conciencia de que eso es un síntoma. También están las que, en secreto o no, gozan satisfechos cuando sienten que logran ser esperados», explicó.

¿Causas fisiológicas?
En algunos casos podría haber una causa fisiológica, porque las alteraciones del lóbulo frontal del cerebro -donde radica la función de planificación de los actos- desorganizan las acciones y vuelven impuntual al sujeto.

«Sale para una cita y por el camino se encuentra con alguien, que lo invita a tomar un café, pasa por un cine y entra y puede llegar a la cita como si nada hubiera pasado 6 horas después. Esto se ve, por ejemplo, en consumidores crónicos de cocaína con lesión frontal producto de la misma, donde el sujeto no es consciente de su inconducta», explicó Harry Campos Cervera, médico y especialista en psiquiatría y psicoanalista.

La predominancia cerebral izquierda introduce el análisis por categorías: arriba, abajo, derecha e izquierda y también la noción de la temporalidad: el antes o el después. «Las personas con predominancia derecha pueden ser más impuntuales debido a que no tienen la dictadura temporal que la mayoría padecemos», expuso Campos Cervera.

Demasiado temprano
En el otro extremo de la impuntualidad, están las personas que llegan con demasiada antelación a las citas y deben hacer tiempo en la puerta antes de tocar el timbre. Se trata de personas muy ansiosas, temerosas de no llegar a tiempo, o que tienen una preocupación que los acelera, indicó el psicoanalista Enrique Novelli.

«Bajo la justificación racional de que no quieren hacer esperar-sufrir al otro, alivian su propio sufrimiento y pueden poner a los demás en situaciones incómodas, como asistir a una comida a casa de amigos, cuando todavía éstos se están preparando», explicó.

¿Existe algún método para dejar de llegar tarde?
Novelli sostuvo que desde el psicoanálisis se procura que el sujeto entienda que ser impuntual puede ser considerado como un síntoma y, como tal, tiene un sentido que debe ser encontrado con el psicoterapeuta. «Descubierto el sentido desaparece el síntoma. Muchas veces no se trata de aplicar la voluntad para mejorar, porque hay quienes realmente se esfuerzan por llegar a horario pero… siempre hay un pero».

¿Descortesía o rasgo cultural?
Si bien llegar tarde está visto como una falta de respeto y de responsabilidad, en muchos países la tardanza también puede ser una costumbre o un rasgo cultural. «Es habitual que los brasileños lleguen tarde y los mexicanos pueden hacerlo como algo normal hasta una hora después. En la Argentina se suele con llegar 15 minutos de retraso a una cena pero en Estados Unidos eso sería inaceptable, se llega a la hora citada y hasta hay horario preciso de finalización», explica Rascovsky.

Lía Ricón, médica, profesora del Departamento de Salud Mental y directora de Carrera de Médico Especialista en Psiquiatría de la Universidad de Buenos Aires, se refirió a los profesionales de la salud, a quienes tildó de «habitualmente impuntuales», sobre todo en el caso de los médicos clínicos, los especialistas, los cirujanos y los odontólogos.

«Hacen un deslizamiento, desde poseer una técnica a poseer a las personas que los consultan. Son dueños de un saber y de una técnica, no de las personas, no de los cuerpos, no de las conductas, no de las decisiones», puntualizó.

«Suelo decir una frase molesta, que suena peor por ser yo misma médica: Mi tiempo vale tanto como el suyo. En mi práctica docente, siempre enseño a los médicos este respeto por el otro que se manifiesta a través de la puntualidad. Quien está leyendo esta nota, ya sabe que he tenido poco éxito», lamentó.

Por Soledad Blardone


Fuente: http://www.infobae.com

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