Conoce quiénes eran los niños asesinados en Connecticut
Conoce quiénes eran los niños asesinados en Connecticut

Conoce quiénes eran los niños asesinados en Connecticut

De las 28 víctimas fatales del tiroteo ocurrido el viernes, 20 eran pequeños menores de diez años. Sus historias y el recuerdo de una vida que estaba apenas comenzando.

 

A dos días de la masacre ocurrida en la escuela primaria Sandy Hook todavía no está claro qué motivó a Adam Lanza a disparar indiscriminadamente contra los profesores y alumnos.

 

Sólo se sabe que entró por la fuerza, armado, y que les quitó la vida a 20 niños. El diario estadounidense The Huffington Post decidió recordar a algunos de los pequeños a partir del relato de sus familiares y a amigos.

Charlotte Bacon, 6 años: El viernes, antes de ir a la escuela, convenció a su madre de que la dejara usar su nuevo vestido color rosa y sus botas, aunque era una prenda que habían comprado para las vacaciones navideñas.

 

Olivia Engel, 6 años: Dan Merton, un viejo amigo de la familia de la niña, dijo que nunca la podrá olvidar. «Le encantaba la atención», contó al recordar cómo le gustaba mostrar sus juguetes o su ropa nueva durante las reuniones. «Tenía modales perfectos. Era la favorita de la maestra».

Catherine Hubbard, 6 años: «Estamos muy tristes por la pérdida de nuestra hermosa hija, Catherine Violet y nuestros pensamientos y oraciones están con las otras familias que han sido afectados por esta tragedia», dijeron Jennifer y Mateo Hubbard, padres de la pequeña.

Chase Kowalski, 7 años: “No se podría pensar en un niño mejor”, afirmó Kevin Grimes, vecino del pequeño. Recordó que siempre jugaba en el patio trasero, montado en su bicicleta, y que la semana pasada habían hablado de cómo pensaba ganar su primer mini triatlón.

 

 

Jesse Lewis, 6 años: Antes de ir a la escuela, sus papás lo llevaron a una tienda para que tomara su desayuno favorito: chocolate caliente y un sándwich de salchicha, huevo y queso. «Siempre fue amable, le gustaba hablar», comentó el dueño de la tienda.

 

Ana Márquez-Greene, 6 años: Un año atrás, la pequeña pasó las primeras fiestas en familia, en Puerto Rico. Junto a sus padres, se había mudado a Connecticut hacía apenas dos meses, en parte, por la excelente reputación de la escuela Sandy Hook.

Emilie Parker, 6 años: Le encantaba animar a las personas tristes, recordó su padre al describir lo bella y sonriente que era. “Siempre quería probar cosas nuevas a excepción de los alimentos”, contó. «Soy muy afortunado de ser su padre», dijo

Noah Pozner, 6 años: «Era un chico muy animado y listo», dijo su tío, Alexis Haller. «Se habría convertido en un gran hombre. Habría crecido hasta ser un gran padre», agregó que cuando su madre le decía que lo amaba siempre respondía: “No tanto como yo te quieto a ti”.

Daniel Barden, 7 años: era el más pequeño de tres hermanos. Su familia lo caracterizó en un comunicado: «No hay palabras para expresar qué tan especial era. Un rayo de luz. Siempre sonriendo, siempre educado, increíblemente afectuoso».

Madeleine Hsu, 6 años: un médico amigo de la familia, Matthew Velsmid, comunicó el sábado que preferían no hacer comentarios. Este doctor asistió a la escuela queriendo auxiliar heridos, pero no había. Su hija perdió a tres amigos cercanos allí.

James Matioli, 6 años: su familia le llamaba «el chico de los números». Amaba las matemáticas. Había nacido cuatro semanas antes de los previsto y tenía debilidad por las hamburguesas y los huevos revueltos que le hacía su papá. Quería crecer rápido para poder pedir los sandwiches más grandes en las casas de comida rápida.

 

Grace Audrey McDonnell, 7 años: la conmoción de la familia fue total, y como la mayoría de los desafortunados padres de las víctimas, dijeron no poder «expresar el sentimiento de pérdida con palabras». Era «el amor y la luz» de su casa, con su sonrisa adornada de lapislabial, pintado con precisión de niña.

 

Jack Pinto, 6 años: fanático de los Giants de Nueva York, la familia pensaba sepultarlo con la camiseta Nº8, del receptor Victor Cruz. Conmovido, el jugador telefoneó a la familia y jugó el domingo con una leyenda en su uniforme: «Jack Pinto, mi héroe».

 

Jessica Rekos, 6 años: Rick y Krista Rekos, sus padres, cuenta que «amaba todo lo referente a los caballos». Películas, libros, dibujos e historias que ella misma escribía. Le habían prometido que le regalarían uno cuando cumpliera 10 años. Un deseo que sí pudo cumplir fue ver una orca cara a cara, cuando visitó Sea World en octubre.

Benjamin Wheeler, 6 años: vivía rodeado de música. Sus padres pasaron mucho tiempo en los escenarios mientras vivían en Nueva York, antes de mudarse a Newtown con sus dos hijos, como muchas familias, buscando tranquilidad y buenas escuelas. El hijo mayor, Nate, también estaba en la Sandy Hook School y no fue herido en el ataque.

Fuente: http://america.infobae.com/

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