Se somete a exorcismo y vomitó un pájaro negro

Se somete a exorcismo y vomitó un pájaro negro

En Colombia, una mujer vivió el más terrible de los calvarios. Alguien le realizó un trabajo de brujería y de ahí se desenacadenó una maldición que su padre traía consigo hace 32 años. Satanás se reveló y casi le provoca la muerte.

Estremecedor es el testimonio de Claudia Rocío Aros Calderón, una maestra de un colegio primario, a quien le sucedió algo inimaginable: alguien le hizo un trabajo de brujería y de ahí se desencadenó una maldición que su padre trajo consigo por ponerse a jugar con una tabla ouija hace 32 años. A través de tres demonios, Satanás se reveló y casi la deja «sin poder contar el cuento».

Desde el año pasado empecé a sentir cosas extrañas: siempre estaba enferma, el médico me incapacitaba y hasta estuve propensa a una embolia”, da cuenta Claudia Rocío, quien en ese momento no hallaba explicación a sus males, ya que los resultados de los exámenes le salían normales. Siempre fue una mujer completamente sana.

Con motivo de sus 23 años de casada, Claudia celebró en diciembre la renovación de los votos matrimoniales, pero a partir de la fecha su estado de salud se deterioró con más rapidez. Explica que presintió que alguien -por envidia- quería separarla de su esposo.

De experimentar insoportables achaques físicos, Claudia comenzó a ser poseída por «ángeles caídos«. Los cambios en su cuerpo se evidenciaron en su organismo y en su piel. “Me dolía mucho el estómago y luego me salieron manchas en el abdomen y rasguños en la piel”, revela. El cura de la parroquia de su barrio le dijo que su situación era de cuidado y le aconsejó visitar al padre Mauricio Cuesta, director de la Comunidad Misioneros Marianos. Allí le practicaron oraciones de liberación.

En la primera oración de liberación que hicieron por mí, me caí. Una fuerza extraña me azotaba contra las paredes y después me aparecían chichones. Apenas el padre Mauricio atacaba al demonio con los rezos, el diablo me agredía peor: inmediatamente me aparecían rasguños que me hacían sangrar, acompañados con símbolos. Por ejemplo, tres números 6 en la espalda -que significan el nombre de la bestia, del anticristo- la palabra ‘Mía’ y ‘Muere’. Cuando iba a ofrecer el diezmo, me aparecía un letrero grande con un ‘No’”.

La víctima cuenta que, misteriosamente, en varias ocasiones una de sus dos nietas (con año y medio de edad) se ponía en frente de la pared como si viera un fantasma y le hablaba «regañándolo«. “Recuerdo que celebrando el Día de la Madre yo tenía a la niña sentada en mis piernas y ella empezó a pelear. Decía: -Chao, que no, que no. Chao- Tan pronto la bajé me cogieron del cabello y me mandaron contra la mesa de vidrio”, describió.

Eran tal sus achaques que tuvo que suspender su trabajo como docente. El demonio no la dejó regresar al colegio, donde sus estudiantes la esperan, ahora que se ha sanado por completo.

El reconocido sacerdote Mauricio Cuesta, exorcista de tiempo completo desde hace 19 años años, expuso de forma detallada cómo hizo para liberar a Claudia del mal.

Un exorcismo litúrgico es cuando una persona, por voluntad propia, le ha vendido su alma a Satanás. En el caso de Claudia se le hizo una liberación, que consiste en Eucaristía, oración y comunión diaria y confesión mensual”, sugirió.

Durante el acto religioso, un balde se llenó hasta la mitad con la sangre que escurría de la vagina de Claudia. En efecto, los «ángeles caídos» que la dominaban por completo eran: Asmodeo, el demonio de la impureza, de la lujuria, destructor de los hogares; Belcebú: el príncipe de los demonios; y Leviatán, monstruo que se oculta en las aguas. Los tres, son asociados con Satanás.

A Claudia le practicaron brujería a través de un bebedizo, que es lo único que explica el nacimiento de un pájaro negro en su vientre y la posterior expulsión del animal. Como en otros casos, le hubiese podido nacer un sapo. Ahí es donde se puede interpretar la acción diabólica. Fenómenos como esos ni siquiera han sido explicados por la ciencia humana”, infiere Cuesta.

Aunque esté en el infierno, el diablo tiene poderes porque puede hacer milagros, que cobra a través de la depresión, la tristeza y la ruina total de la familia de su víctima. En este caso, el demonio se manifestó a través de Claudia”.

La señal de que Satanás fue expulsado por completo del cuerpo y de la vida de Claudia, es haber vomitado el pájaro que engendró durante aproximadamente tres meses. Poco a poco, y con la ayuda de Dios, se recupera de esta amarga experiencia. Ahora se siente tranquila, su familia está integrada y su matrimonio se ha fortalecido. El paso siguiente es seguir orando para que maleficios no se asomen de nuevo al seno de su hogar.

Fuente: http://www.cronica.com.ar/

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