Un joven va a la cárcel por transmitir online los encuentros sexuales de su compañero gay

Un joven va a la cárcel por transmitir online los encuentros sexuales de su compañero gay

En septiembre de 2010, Tyler Clementi saltó 65 metros desde el puente de Washington, que conecta los estados de Nueva York y New jersey, en las aguas del gigantesco río Hudson, que allí se mezcla con el mar. Su suicidio le convirtió en uno de los ’Chicos de Septiembre’. Ésa es una especie de frase hecha entre ciertos miembros de la comunidad homosexual para definir a cuatro adolescentes que se quitaron la vida en septiembre de 2010, aparentemente tras haber sido acosados por su orientación sexual.

Clementi lo hizo desde un puente después de que Dharun Ravi, su compañero de habitación en el colegio mayor de la Universidad de Rutgers, en New Jersey, pusiera una ’webcam’ en su habitación para ’retransmitir en directo’ sus relaciones sexuales con otro joven. Ahora, Ravi ha sido condenado a 30 días de prisión y 3 años en libertad condicional por esa acción.

No hay evidencias de que Clementi se suicidara a los 18 años por culpa de Ravi. De hecho, el juez del caso, Glenn Berman, no considera que la acción se tratara de un ataque a Clementi por su orientación sexual sino de «un caso de tremenda falta de sensibilidad».

La sentencia considera al joven culpable de 15 delitos, entre ellos violación del derecho a la intimidad y discriminación, pero no asesinato. Ravi también ha sido condenado por obstrucción a la Justicia después de que borrara los mensajes que había colgado en la red social Twitter informando a sus amigos de cómo podían ver los encuentros de Clementi.

Los hechos sucedieron en septiembre de 2010, al inicio del curso académico. Ravi había ’surfeado’ la web para saber cómo iba a ser su compañero de cuarto en Rutgers, una de las universidades con más tradición de EEUU, y había descubierto que Clementi era homosexual. Éste, por su parte, había explicado su identidad sexual a sus padres poco antes de irse a la Universidad. Mientras su padre le apoyó, su madre reaccionó con rechazo, tanto por motivos personales—quería ser abuela y pensaba que no lo sería nunca con un hijo ’gay’— como religiosos. Clementi también parecía tener una gran inseguridad y algunas dificultades para relacionarse, aunque no parece que sus problemas fueran más allá de lo habitual en la adolescencia.

Una vez en la misma habitación, Ravi dejó la cámara de su ordenador encendida mientras Clementi se besaba con otro chico. Posteriormente volvió a hacerlo, anunciándolo en Internet y explicando cómo podía cualquier persona conectarse. Esta vez no funcionó porque la víctima se había dado cuenta y desenchufó el ordenador. Poco después, Clementi pidió un cambio de habituación pero, antes de que las autoridades académicas de Rutgers pudieran actuar, se suicidó.


Fuente: http://www.elmundo.es

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