Conoce cómo es la mente de un violador
Conoce cómo es la mente de un violador

Conoce cómo es la mente de un violador

Se dice que son insensibles al dolor ajeno y, como también suelen ser inteligentes y astutos, se mimetizan en la sociedad y a veces incluso tienen una doble vida: trabajo, familia, amistades que los «visten» de personas normales. Hasta se convierten en tipos muy simpáticos y confiables.

No puede considerarse que tengan un patrón de conducta en el comportamiento social, aunque para un estudioso de las conductas humanas es posible identificar frialdad emocional, egoísmo, intolerancia a las frustraciones, capacidad de seducción cuando desean mostrarse simpáticos y, para el medio social, familiar y cultural en el que están inmersos, son generalmente más inteligentes que el promedio y capaces de manipular a quienes los rodean.

En cuanto al entorno familiar, muchas veces ni conocen las facetas ocultas de la personalidad del violador serial, que pasa inadvertido como una persona más o menos normal, pues también tienen capacidad para disimular sus pulsiones de delincuente contra la integridad sexual.

Esta fue la primera pregunta formulada por Crónica Libre al médico psiquiatra y legista Miguel Maldonado. A partir de esta cruda y reveladora respuesta, arrancó la extensa nota en la cual arribamos a la elaboración del verdadero perfil psicológico de un violador. A continuación te ofrecemos la tesis doctoral del especialista con más de cuatro décadas de experiencia en el campo de la psiquiatría forense.

-¿Se puede reconocer a un violador por algún aspecto de su personalidad?

-El desorden de personalidad es una alteración en sus formas de pensar y sentir que los lleva a procurarse un placer máximo con el sometimiento, la degradación y la tortura de su víctima, centrando su accionar en la actividad sexual, que no necesariamente conlleva o culmina con la penetración.

En efecto, el goce consiste en utilizar todas las formas posibles de humillación y sufrimiento de la presa cautiva. Son fríos e insensibles al dolor ajeno y, como también suelen ser inteligentes y astutos, se mimetizan en la sociedad y suelen tener una “doble vida”: trabajo, familia, amistades, que los“visten” de persona normal, aunque ocultamente dan rienda suelta a sus perversas pulsiones y comenten las violaciones llegando, incluso, hasta la muerte de sus víctimas para evitar ser reconocidos.

En síntesis, podemos afirmar que es difícil para un ciudadano común reconocer a estos verdaderos depredadores. Solo un avezado estudioso de las conductas humanas podría, en muchos casos aunque no en todos, advertir rasgos que hacen sospechoso a un individuo. Por este motivo, los violadores reincidentes no deberían ser puestos en libertad con los mismos cómputos de pena que el resto de los condenados. Son delincuentes especiales que no responden a los patrones delictivos comunes en la sociedad.

Resulta interesante señalar que los violadores seriales son aquellos que comenten el mismo delito tres o más veces, separados por un intervalo de tiempo variable, que tienen un patrón de conducta. Es decir, respetan ciertos pasos y rituales en su cometido delictual y actúan en un sector geográfico determinado llamado “zona de confort”.

-¿Pueden nacer con esa patología? De lo contrario, ¿por qué se genera? ¿Se convierten en violadores porque fueron abusados?

-La inmensa mayoría de estos delincuentes son hombres con una infancia que registra maltratos, abusos, privaciones materiales o afectivas. Desarrollan una personalidad con baja autoestima, que vigorizan sometiendo a sus víctimas. Ese goce está vinculado a la actividad sexual, aunque no necesariamente siempre realizan la penetración.

-En general, ¿cómo se manejan antes de caer sobre sus víctimas? ¿Son amables, respetuosos o toscos y desagradables? ¿De qué modo las eligen?

-Una característica distintiva es que en la sociedad se muestran tranquilos y no agresivos, casi mimetizándose con el resto de los ciudadanos. Pero en cambio se puede hablar de un perfil cuando deciden realizar su actividad como violadores; así, actúan y se visten casi siempre de la misma forma para realizar su “tarea”. Y también hay un perfil de víctimas que suelen buscar y elegir: altas o bajas, rubias o morochas, con abundantes caderas, con grandes senos, menuditas, etcétera. Por eso es tan importante que quienes realizan tareas de investigación criminal desarrollen las técnicas de perfilado, cosa que hasta ahora en la Argentina no se hace.

-¿Son todos asesinos en potencia o hay alguna diferencia entre los que mataron y aquellos que todavía no lo hicieron?

-Actúan como el cazador con su presa, pero no siempre matan a sus víctimas: la acechan, la espían, la eligen, esperan el momento más oportuno para actuar y lo hacen sobre seguro. Cuentan con la indefensión que siente la mujer y la incapacidad de reaccionar enérgicamente ante situaciones de peligro, lo cual les permite inmovilizarla y a veces acallarla para consumar sus designios. Suelen iniciar su actividad obligando al sexo oral para después lograr la penetración anal, que resulta ser la forma más humillante de violar a la mujer en esas circunstancias. A veces también penetran a sus víctimas vaginalmente, como para que no quede nada sin vulnerar, pero no es el objetivo principal. La realidad es que lo que entusiasma y deleita al violador serial es el temor, el sufrimiento, la humillación de la víctima, mucho más que llegar al orgasmo con ella. En general, al principio son amables y gentiles hasta que están en su terreno, la “zona de confort”. Entonces sí se vuelven brutales, agresivos y humillantes. –

¿Son enfermos y deben purgar condenas en lugares especiales?

-Debe reiterarse que el violador serial porta un desorden de personalidad, entidad nosográfica que, si bien se traduce en severos trastornos de conducta, no es una enfermedad y, por lo tanto, no es pasible de curar, como muchos pretenden. La personalidad, a cierta altura de la vida, se torna casi inmodificable y, por consiguiente, estos individuos reiterarán esas conductas anómalas cada vez que tengan oportunidad, salvo que se los “interne” en instituciones especiales. Aun así, la probabilidad de obtener éxito es bastante exigua.

-¿Ha crecido este tipo de ataques en los últimos años?

-En el último medio siglo se ha incrementado en nuestro país el número de delincuentes, y delitos, contra la integridad sexual. Y esto es así porque en la sociedad, por causas que debemos comenzar a investigar seriamente, cada vez hay más desórdenes de personalidad y los delincuentes que atacan la integridad sexual parecieran ser la mayoría.

-¿Niegan todo o se hacen cargo cuando los descubren?

-En mi experiencia, he tenido que examinar decenas de asaltantes sexuales seriales. Siempre niegan ser autores. No me han tocado individuos que reconozcan ser violadores seriales y que admitan su trastorno de personalidad. Sin embargo, después de que muchos de ellos son juzgados y condenados, piden ser curados para nunca más hacer sufrir a víctimas inocentes de su enfermedad. Lo hacen por consejo de sus defensores, porque increíblemente muchos jueces y magistrados se conmueven, e incluso eso los beneficia cuando piden un acortamiento de sus condenas y la excarcelación prematura. Obviamente soy partidario de la internación en institutos especiales por tiempo indeterminado. No soy partidario, en cambio, de la pena de muerte o de los apremios ilegales, pues no se puede proceder de la misma manera con el delincuente que como él ha procedido con sus víctimas. Hoy la investigación criminal tiene sobrados medios para lograr la aprehensión y la condena de los delincuentes contra la integridad sexual. Lo que ocurre es que solo se denuncia una cuarta parte de estos delitos por miedo o por pudor. Hay que exhortar a las víctimas a que siempre denuncien y habría que crear cuerpos especiales para la investigación de estos delitos. Hoy existiría, con la moderna tecnología, la posibilidad de esclarecer el 95 por ciento de estos casos.

-¿Para usted cuál fue el más terrible de la historia?

-Debo decir que no lo puedo indicar yo, pues para cada una de las víctimas de violación el violador más terrible de la historia es el que a ella le tocó en desgracia.

-Por último, ¿cuál es el papel de la Justicia?

-Creo que hay que estudiar la legislación mundial sobre estos temas, pues los países centrales, desarrollados, cultos y democráticos son los que tienen las disposiciones más severas y restrictivas de la libertad. Nosotros tenemos un sistema laxo, donde aun se está discutiendo si al juez Axel Lópezhabría que hacerle o no un jury, después de que excarceló prematuramente a tres delincuentes que terminaron matando poco tiempo después, con el agravante que dos de ellos primero violaron y luego asesinaron, y todos tenían antecedentes delictivos. Obviamente ponerlos rápidamente en libertad después que cometen sus crímenes, como ocurre actualmente muy a menudo, es colocar nuevamente al zorro en el gallinero… Por último, los legisladores deberían ponerse de acuerdo en darle más seriedad y severidad al tratamiento de los delitos contra la integridad sexual; los magistrados, en aplicar en estos casos la legislación con el máximo rigor, ya que no hay violadores que se vuelvan“buenos”; y las fuerzas de seguridad en armar grupos de investigación de delitos sexuales que utilicen todos los avances de la ciencia para lograr aprehender a estos depredadores sociales.

CASOS QUE CONMOVIERON

La opinión pública se vio conmovida en los últimos días al conocerse dos casos de violación seguida de muerte cometidos por hombres con antecedente penales por abusos sexuales. A ellos se les suma el recordado crimen de Soledad Bragna, la joven que fue apuñalada en mayo de 2009 por un vecino del mismo edificio del barrio porteño de Caballito, con prontuario de violador, cuando intentaba someterla en su casa. Los dos episodios cometidos en el interior del país y el que tuvo lugar en la Capital Federal prueban una vez más que este tipo de delincuentes son reincidentes y que no tiene cura en cuanto a su comportamiento, a pesar de evidenciar un supuesto cambio de actitud y conducta en la cárcel. Uno de los recientes sucesos ocurrió en la provincia de Chaco y tuvo como víctima a la radióloga Tatiana Kolodziez, quien fue secuestrada, violada y estrangulada por un remisero que había cumplido 16 años de prisión por violaciones cuando era taxista en la Ciudad de Buenos Aires. Según consta en las causas judiciales anteriores sobre el acusado, en todos los hechos el hombre, quien al momento del último caso gozaba desde hacía un mes de libertad condicional, se valía de su empleo como chofer para captar a sus víctimas. El otro resonante crimen es el de Sofía Viale, la niña de 12 años que era buscada desde hacía dos meses en la ciudad pampeana de General Pico. La menor fue hallada muerta debajo de la parrilla de una vivienda de un vecino. El dueño de casa, de 32 años y detenido por el asesinato, tenía libertad asistida por abuso simple de su hijastra.

Cómo cuidarte ante un probable ataque

Los siguientes datos surgieron a partir de una investigación a violadores alojados en cárceles de nuestro país. ¿Qué buscan ellos en una potencial víctima y cuáles serían las formas de prevenirse? La ropa. Al parecer eligen a las mujeres que usan ropa fácil de arrancar rápidamente. También buscan a aquellas que hablan por celular o hacen otras cosas mientras caminan: esto les indica que están desatentas y desarmadas, y pueden ser fácilmente atacadas. La hora. Está comprobado que las horas del día en que más atacan y violan a las mujeres es al comienzo de la mañana, entre las 5 y las 7.30, y después de las 22.30. El método. En general procuran atacar en lugares en que puedan cargar a la mujer rápidamente para dirigirse luego a otro punto donde no tengan que preocuparse de ser atrapados. Si esbozás cualquier reacción de lucha, acostumbran a desistir en aproximadamente dos minutos porque creen que no vale la pena, que es una pérdida de tiempo. Paraguas o carteras importantes. La mayoría de los violadores manifestó que no atacan a mujeres que cargan paraguas u objetos que puedan ser usados como arma a una cierta distancia. La pregunta salvadora. Si alguien estuviera siguiéndote en una calle solitaria, andén o garaje, o si estuvieras con un sujeto sospechoso en un ascensor o en una escalera, miralo directamente a la cara y preguntale alguna cosa, por ejemplo: “¿Qué hora tiene?”. Si fuera un violador, tendrá miedo de ser posteriormente identificado y perderá el interés en tenerte como víctima. La idea es convencerlo de que no vale la pena elegirte. El grito que los aleja. Si alguien se presenta imprevistamente y trata de tomarte, gritá. La mayoría de los violadores dijo que soltaría a una mujer que gritase o que no tuviera miedo de pelear con él. Ante cualquier situación de esas características, deberás gritar “¡Fuego!”. Se presentarán de inmediato muchas personas y curiosos. En cambio si gritás “¡Socorro!”, la mayoría se abstendrá por miedo.

Negocian con buena conducta

El médico psiquiatra y legista Miguel Maldonado señala: “Es bien sabido por quienes hace muchos años trabajamos en estas cuestiones que la cárcel no es el lugar al que los violadores tendrían que ir a purgar sus delitos. En ella estos individuos se sienten cómodos, negocian, obtienen beneficios, tienen buena conducta, pactan con los penitenciarios y terminan siendo privilegiados por su conducta aparentemente impecable”.

Por tal razón, asegura el especialista, sería necesario “crear Institutos de Rehabilitación para Delincuentes contra la Integridad Sexual, donde deberían quedar internados por tiempo indeterminado, aunque habría que discutir la constitucionalidad o no de esta medida. Para salir de allí, primero deberán demostrar, ante rigurosas juntas de médicos, psicólogos, sociólogos, asistentes sociales, etcétera, que han modificado su trastorno de conducta, cosa bastante poco probable. Los métodos para lograr estos cambios, además de los tratamientos convencionales psicofarmacológicos y psicoterapéuticos, deberían consistir en pautas disciplinarias severas y un sistema de trabajo acorde a sus conocimientos, habilidades y destrezas, de carácter intensivo, donde el delincuente sexual produzca por lo menos lo que se gasta en mantenerlo. En cuanto al tema de la reincidencia, cuando a un violador serial se lo envía a la cárcel es muy probable que, al salir, reincida en sus violaciones, pero además mate a sus víctimas para ocultar la violación. Casos como este hay a montones: antes de ir a la cárcel viola, pero deja a las víctimas con vida; después de la cárcel, en general ya no deja con vida a sus víctimas de las violaciones”.

Fuente: http://www.cronica.com.ar

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